La naturaleza y la arquitectura, simbiosis perfecta, unión necesaria para el ser humano, un árbol que sube como arbotante hacia sus pináculos ramificados superando los edificios del entorno y dialogando con la iglesia situada desde nuestro objetvo desde este patrimonio de Baeza, que como Úbeda, Patrimonio de la Humanidad, se puede uno embaucar por el aire italiano en la andalucía olivar, y cuando la tarde se cierra sus edificios cobran una vida sugestiva y diferente, descubriendo lo no visto por el día.
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