domingo, 4 de febrero de 2024

El sentido


Espero una golondrina 

y su vuelo de estela negra.

Una línea marcada en el aire

confirma la trepidante vida efímera.

Pero, ¿no es acaso eso lo que anhelamos?:

La vida bien viva,

de intensidades, con sus sonrisas o 

desprecios, en una necesidad del sentir.

La hoja cae al son de la gravedad.

Su curva deliciosa movida por el viento

no hace sino dibujar la belleza.

Una escondida trascendencia del tiempo.

El goteo incesante de luz inunda el espacio. 

en un oro que toca los muros, 

en cuyo resplandor se ocultan siluetas,

y son esas sombras las que forman la

 estética quebrada y dulce de una mañana

de domingo.

La paleta azulada se amplía y se abre como

un abanico, solo falta trazar, como 

hará la brumosa nube de los falsos pájaros

 que revolotean sin cesar el cielo de 

cualquier lugar.

Sin el destello del brio natural de 

un ser, de una realidad, de una vida,

aún siendo corta, es nostálgicamente menos

 bella.

Vuela el sueño en un subconsciente cargado 

de poéticas miradas y búsqueda del amor.

Se alimenta del paisaje que ofrece 

la gran pantalla (de la vida) como aquel 

escondido en la profunda capa humana.



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