lunes, 26 de abril de 2010

El instrumento musical del siglo XX

Son 6 cuerdas, 4 para los bajos, dobles si se quiere para laúdes o bandurrias, podemos encontrar de doble mástil incluso más como mostraba Jimmy Page. También podemos optar a la clásica o la acústica, que aunque ambas sean cajas de resonancia, sus formas, sus cuerdas o amplificación marcan las diferencias.
Podemos inclinarnos hacia la eléctricas y poder llegar a ver las tipicas cajas macizas, aunque por otro, tenemos las elegantes cajas semiacústicas del blues, o algo más grandes del jazz.
Todo un mundo bajo el instrumento que cambió la música el siglo pasado, desde el flamenco, el rhym and blues, el rock, el heavy, el punk, el funky, el soul, el pop, el grunge o el metal diverso (Hard Core, Trash, Gothic, etc.) por decir unos cuantos que me llegan sin pensar, y, que asociados a la guitarra, ésta ha crecido con su influencia y si reflexionamos quedaría vacía la música más popular y tradicional con la falta de este grandioso instrumento universalmente extendido.

domingo, 11 de abril de 2010

Un elevado vacío

¿Que tendrán las cúpulas que nos hacen crecer?, sentirse ingravido, levitando entre arquitectura, observando su gran vacío, me recuerda a cuando Chillida relataba que se cobijaba tumbado boca arriba de niño en un agujero en plena playa y al mirar sentía ese salvaje vacío sobre él. Tantas formas de conseguir una plenitud vacio-espacial, que cualquier cabo en el mar, cumbre montañosa, meditación de índole diversa o llegar incluso a la estación orbital, por citar algunas pueden ayudar. Pero referente a nuestro urbanismo diario, convivencia cívico-arquitectónica con nuestro paisaje, podemos observar que muchos de nuestros monumentales edificios cercanos poseen cúpulas que pueden hacer esa labor.
La cuestión es acercarse a una de considerable estructura, tipo catedral o palacio que pueda hacer la función espiritual de llegar al grado que cada uno se proponga, y si es acompañado de tus auriculares que te faciliten alcanzar tu indulgencia total en ese instante, pues perfecto. "Sing for the absolution" de Muse nos puede llevar a la absolución por momentos, aunque cualquier Ópera increcendo puede ser idónea.