miércoles, 21 de febrero de 2018

Gaudeamus Igitur


El himno centenario, ritual académico y distinguido, cuyo desfile desencadena el acto protocolario que debe enorgullecer los altos valores culturales y educativos y cuya policromía rica de birretes, del mismo modo como los «muy honorables» Comunes de asientos verdes y Lores en asientos rojos en Londres se sientan en su parafernalia simbólica, nos dirigen a un compromiso y responsabilidad solo por el hecho de lo que representa.
La Educación siempre será un valor en alza, encarecerá la calidad social y humana y nunca la deberemos perder de vista, porque, en ocasiones nuestros gobernantes e incluso la sociedad no son conscientes de su poder.